domingo, 20 de junio de 2010

Relatos escritos por los alumnos

Los chicos, después de leer y analizar los "Los hombres no lloran" y "Decía 'Bulls'", ambos de Mireya Keller, debían realizar las siguientes producciones:
a) relatar la historia desde la perspectiva de la novia del padre del protagonista del primer cuento; b) reconstruir, en forma cronológica, la vida del protagonista del segundo cuento, desde que nació hasta que fue a vivir al subte.
Compartimos con ustedes estas producciones, algunos les colocaron un título:


a) "Cosas de la vida"
Habían ido mi novio, Eduardo, y su hijo, Federico, al fútbol otras veces, siempre los dos solos.
Hoy es diferente, voy con ellos. Me acerco y le toco la cabeza al niño, quiero besarlo, pero no me deja.
Al chico se le nota que este domingo no le gusta. Intento comprarle un helado, pero me lo rechaza.
Edu está raro hoy. Me mira distinto. No sé por qué las mamás ven programas que las hacen llorar, pero ellas pueden hacerlo. Federico tiene ganas de llorar, pero él es hombre y "los hombres no lloran", como dice mi novio.
Hoy Federico está un poco enojado con Eduardo, me parece que se le olvidó que los domingos eran solo de ellos dos. Pasan otra vez los helados, Fede pide dos. "¿Por qué dos?", le pregunta Edu;"es el calor", le responde el hijo. Federico sujeta con fuerza el helado de chocolate, que es el que más le gusta, con toda la rabia, y ahora, muy enojado, se lo tira en la cara a mi novio, y el otro de crema me lo lanza a mí. A Edu no le causa risa el acto de rebeldía.
Federico, muy angustiado, corre y huye entre la gente, lo veo escondido bajo un banco de cemento, repitiendo "los hombres no lloran".
Me acerco a él y le hablo suavemente para que se calme. Pasados unos minutos, él sale de abajo del banco y abraza con fuerza a Edu, después a mí.
Lo único que dice es "los hombres no lloran".

Antonella Rios Kahl




a) Era un día muy distinto, iba a conocer a Martín, el hijo de mi nuevo novio. Íbamos a ir a la cancha, pero mucho no me convencía, sentía que el niño me iba a odiar por colarme el día que ellos compartían juntos. Pero yo pensaba hacer lo posible para ganarme la confianza y el afecto del chico. Sin embargo, nada fue como su padre decía, yo, en algunas cosas que pensaba, tenía razón.
Todo cambió para el hijo de mi novio, no era lo mismo para él; me encontraba medio incómoda en esa situación. El pequeño creía que era mala por haber ocupado sus mejores días. Lo peor fue cuando el padre le compró helados; el chico agarró dos y uno me vino a mí, sentí que algo dulce y líquido cayó en mi rostro, eso era lo que temía. Cuando logré ver, él ya no estaba, había salido corriendo y no lo podíamos encontrar.

Evelyn Caruso




a) Hoy voy a conocer al hijo de mi novio, ojalá le caiga bien y nos divirtamos mucho, que nos llevemos como amigos y que no se ponga celoso porque soy la novia del padre.
Lamentablemente, al niño ya le tuve que decir que no llore, ya que los hombres no lloran y se aguantan su furia o tristeza.
Èl no me comprendía lo suficiente, pero no podía dejar que llorara, porque me importaba que no estuviese mal y quería ayudarlo a ser mejor hombre para su futuro.


b) El niño, cuando era pequeño, no tenía una familia que estuviera bien económicamente. Al poco tiempo, él y su hermana perdieron a sus padres y no tenían casa; ellos vivían gracias a la calle, recogiendo cartones, vendiendo cosas, como estampitas o utensilios que sirvieran. Poco a poco se fue destruyendo esa familia, porque no se podía seguir en esas condiciones.
Entonces, él decidió empezar a vivir en un subte; allí no era muy feliz, pero tenía por lo menos un techo donde poder dormir.

Rocío Belén Albelo




a) Hoy es el día, mi novio me va a presentar a su hijo, me habló mucho de él. Es domingo y van a jugar al fútbol, es la oportunidad perfecta para conocernos. Estoy contenta o emocionada, no sé cómo diferenciar estos sentimientos; lo único que puedo decir es que voy a hacer lo posible para caerle bien, me gustaría ser su amiga.
Estamos a punto de llegar, faltan diez minutos. Ya me lo señaló, siento como si lo conociera desde hace mucho tiempo. Creo que él no siente lo mismo, me mira con una cara como si fuera una bruja. Me le acerco, su papá nos presenta, me sigue mirando; su mirada fija en mí me hace poner nerviosa. Creo que no le gusta la idea de que esté con ellos, debe sentir que me quiero robar a su papá o tal vez tenía la esperanza de que sus padres volvieran a estar juntos. Intento ganármelo, su padre me dijo que le gustaban los helados; quiero comprarle uno, pero me rechaza la invitación.
Se siente mal, tengo la sensación de que quiere llorar, pide dos helados, nos sorprende, pero se los damos. A su papá le arroja uno, por el color creo que es de chocolate; a mí me tira el de crema.
Estoy muy triste y desilusionada, pensé que nos íbamos a llevar bien; pero no pierdo la esperanza de que algún día seamos amigos.

b) Cuando él nació, su papá hacía dos meses que había muerto y sólo estaban su hermana, su mamá y él. Su madre ya estaba enferma de cáncer, hasta que falleció cuando él tenía cuatro años. Luego Rosa, su hermana, no quería que los dos se separaran ni ir a un orfanato; tampoco podían pagar el cuarto donde vivían, ya que eran menores de edad y no les querían dar trabajo.
Entonces, ambos tomaron la decisión de ir a vivir a la calle, les fue muy duro, pero por lo menos estaban juntos. Él siempre dormía en brazos de su hermana, mientras ella le susurraba una canción de cuna que su mamá siempre le cantaba, desde chiquito tenía admiración por la música.
Cuando ya fueron un poco más grandes, iban a una plaza y entonaban distintas melodías, a la gente le gustaba mucho más cómo tocaba él. De la comida no se preocupaban, porque el del restaurante que estaba enfrente de la plaza siempre les daba algo de comer; se había encariñado con ellos, y algunos días iban a animar a los clientes del bar.
Ahora ambos tratan de conseguir dinero para poder pagar sus útiles y cubrir sus necesidades. Cada uno tiene que aportar algo porque, si no, Rosa lo mata a coscorrones.

Cielo Espinoza




a) Yo no pensé que ese chiquito me podría importar tanto. Cuando conocí a su padre me pareció estupendo y apuesto, pero había algo que no estaba bien.
Cuando vi al niño, me miraba con odio, como si yo fuera un ogro; y eso me hacía sentir un dolor muy fuerte.
Él creía que yo deseaba reemplazar a su madre, cosa que jamás haría. Deseaba acercarme a él, pero se alejaba. No entiendo por qué me juzgaba sin conocerme. No soy una excelente persona, pero tengo lo mío y con eso soy feliz. Lo único que quiero es que me acepte, me dé una oportunidad. Pero si él no quiere, yo no me voy a imponer.

b) El niño está muy triste, sin comida, sin familia, sin un lugar donde vivir. Pide limosna en la calle, llora porque ve que pasa la gente con su familia.

Yo no tengo padres y me hubiese gustado tener una casa. Estaba sentado muy tranquilo cuando empecé a pensar qué podría hacer de mí para conseguir un trabajo que me permita comer. Tenía mucha hambre y pensé, pensé qué hacer; vi un chiquito con estampitas. De repente, se me ocurrió venderlas en el subte, así por lo menos tengo para comer.

Con el tiempo fue quedándose, vendiendo estampitas, como no tenía adonde pasar la noche, se quedó allí.

Oriana Bagnatti




a) Hoy mi novio me presentó a su hijo. La verdad, no sabía cómo iba a reaccionar al verme. Llegamos en auto a su casa, me ecnontré con un niño callado y pequeño, quizás me odiaba. En eso se me ocurrió comprarle un helado, a todos los niños les gusta el helado, pero no pensé que pediría dos. Al parecer no le caí bien, la verdad es que lo comprendo, ya que no debe ser fácil aceptar que su padre esté con otra persona que no sea su madre.
Luego de varias horas de buscarlo por el parque, lo encontré tirado cerca de un banco, estaba descompuesto; me asusté mucho, ya que no sabía qué hacer. Llamé al hospital y se lo llevaron con su padre. Después de varias horas, recibí una llamada de mi novio, me dijo que su hijo estaba bien. Eso me alegró, pero me siento algo culpable por lo sucedido.

b) Es un día muy soleado, mi madre y yo paseamos por el parque. Mi hermana, la Rosa, aburrida se queda ahí y no quiere caminar más. Nos sentamos debajo de un árbol, mamá me abraza, me siento feliz, este sentimiento de paz y tranquilidad es relajante.
Despierto, mi mamá se siente mal, al parecer se ahoga, no sabemos qué hacer. Yo lloro, mi hermana, La Rosa, trae agua. Pero ya es tarde, mamá cierra los ojos cada vez más, está fría.
Solos y sin saber qué hacer nos vamos de ahí, tristes. Esa noche, sin compañía y con frío, dormimos en un banco. Al amanecer, tenemos hambre. La Rosa decide que yo vaya al subte a conseguir dinero para comer.
Al día siguiente, lo mismo; todos los días, lo mismo: ir al subte a vender estampitas, la gente va y viene, siempre igual...

Esthefany Cordero Garay




a) "Aprecia lo que tienes"

Habíamos ido con mi novio al fútbol otras veces, siempre los dos solos. Este domingo es diferente, vamos también con su hijo; no le gusta ni siquiera cuando le quiero comprar helado.
Mi novio está muy raro. No sé por qué las mamás, cuando miran novelas tristes, se ponen a llorar, mi novio siempre dice eso. Hoy el niño está medio enojado con el padre porque se olvidó de que sólo sale con él; otra vez pasa el de los helados, y ellos piden dos. Mi novio pregunta por qué dos, y el chico responde "es el calor y el sol quema". Sujeta bien el helado de chocolate, es el que más le gusta, y con fuerza lo tira justo en el medio de la cara de mi novio, y el de crema me lo lanza a mí. Mi novio no se ríe; el chico corre, huye, entre miles de zapats, zapatillas y algunos pocos tacos altos; está escondido bajo un banco de cemento, "los hombres no lloran".
Tiempo más tarde, el chico se da cuenta de que el papá me quería, sin dejarlo de querer a él. Entonces, me acepta y nos empezamos a llevar bien los tres.


Belén Fernández




a) Habían ido el niño y su papá al fútbol otras veces, siempre los dos solos.
Hoy mi novio me invitó a la casa con su hijo. Llegué y le toqué la cabeza al niño, lo miraba mientras le frotaba la espalda. Me di cuenta de que estaba temblando y me observaba con una cara medio rara; quise besarlo en el cachete, pero él dio vuelta la cara. Como yo necesitaba ganarme el cariño del chico, tenía que seguir mimándolo, pero él no se dejaba.
Esta situación me ponía muy nerviosa. Luego se me pasó y le compré muchas golosinas. A él le gustaron, pero me seguía "ignorando".
Después le dije a mi novio que nos fuéramos, porque no podía estar más, me sentía mal. Dejamos al chico en la casa de su madre y nos fuimos mi novio y yo a tomar un café a un bar. Allí, después de una larga charla, comprendí el rechazo del nene y dejé de ser tan pesada con él.


Gastón Díaz



a) Hoy el padre del chico me trajo a la cancha. Me acerqué al nene y traté de besarlo, pero no quiso. Intenté comprarle helado, me lo rechazó, parecía que yo no le agradaba.
El padre me miraba con cara de enamorado, el chico no paraba de pensar y mirar al padre, parecía que iba a llorar.
Pasaron horas desde que salimos de la cancha. El niño estaba ansioso por volver a su casa, pero el padre no quería. Yo le insistía con que se fuera con el nene. Como mi novio se puso cargoso e insistía en quedarse conmigo, le tuve que decir que ya no quería más nada con él y que se fuera de una vez con su hijo. Por fin quedé sola y triste; todo lo había hecho por el chico, porque parecía que en cualquier momento él iba a llorar.

Gerson Ayala


a) No sé por qué me juzga el chiquito, sin saber cómo soy o quién soy, yo no quería quitarle los buenos domingos con su papá.
Me enamoré de un hombre apuesto. Yo quiero hablar con su hijo y quiero que me entienda, porque yo lo comprendo al niño. Sé que es difícil acostumbrarse a otra persona y que siempre querrá a su mamá. Yo también de chica tuve una madrastra cuando se murió mi madre, fue difícil cuando mi papá trajo a otra chica a la casa. Por eso mismo lo entiendo y sé lo que piensa y cómo sufre. Y por eso mismo quiero hablar con él y contarle mi historia, que es parecida a la suya.
A mí me encantaría que él me quisiera como a su mamá. Para mí él sería todo, lo cuidaría como si fuera mi hijo.

b) El niño no tenía nada para comer, siempre trataba de conseguir trabajitos no tan arriesgados, juntaba monedas, cantaba por las calles… hacía muchas cosas para ganarse el pan. No tenía amigos ni familia, andaba solo por la vida y, si tenía algunos conocidos, eran mala compañía, por eso prefería andar solo. Un día de lluvia se metió en el subte y empezó a cantar, vio que la gente aplaudía, le gustó, se puso contento porque recibía mucha limosna. De ahí en más, todos los días se subía al subte, era como su casa, iba y venía por todos los lugares.
Así fue su vida, pudo sobrevivir de esta manera, hizo amigos y creó con ellos una bandita de música y de juegos.

Jennifer Marín Castillo



Todo empezó cuando conocía a aquel maravilloso hombre. Tenía todo lo que yo buscaba, pero era divorciado y con un hijo. Esto último no era problema, debido al cariño que yo tengo por los niños. Mi novio iba todos los domingos a la cancha con su hijo; entonces aproveché la ocasión y le pedí que me llevara con ellos.
Llegamos e hice todo para caerle bien, lo acariciaba, pero el niño no mostraba reacción alguna. Intenté besarlo cariñosamente, pero se resistió, y comencé a sentirme mal por su desprecio.
Pensando que él tenía una mente materialista, decidí comprarle un helado, pero se negó. No sabía que más hacer. Seguí acariciándolo, pero él seguía indiferente.
Mi novio me miraba contento, ya que vio que quería lograr que el pequeño se sintiera a gusto conmigo. Al parecer, dio resultado, porque me pidió dos helados. Su padre le preguntó para qué dos. “Es el calor, el sol quema”, dijo. Pensé que me iba a invitar con uno de los helados, pero empezó a comer los dos. En un intento inútil de ser gracioso, le lanzó un helado a la cara a su padre y otro a mí, manchando mi vestido nuevo.
El niño salió corriendo al ver mi expresión y la de mi novio. Le dije a este, inmediatamente, que era el niño o yo, y me eligió a mí, por lo que nunca más, ni él ni yo, vimos al niño. Me había quitado deseo alguno de tener un hijo o de sociabilizar con los pequeños.

Miguel Adornetto

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