Los alumnos, después de leer e interpretar la novela Los espejos venecianos, escribieron un cuento en primera persona, cuya acción transcurre en una casa antigua y abandonada, que guarda un misterio.
A continuación compartimos algunas de sus producciones:
Victoria Alarcón: "La casa del terror"
Esta historia, mi historia, pasó hace diez años. Estábamos en nuestra casa de vacaciones en la costa. Nos encontrábamos mis papás y mi hermana.
Tenía un hermano, pero murió cuando él tenía veintitrés años y yo sólo siete. Me acordaba de él perfectamente, cerraba los ojos y lo veía conmigo. Yo era la que más lo quería. Mi familia nunca quiso tener un hijo varón, por eso lo trataban mal y lo despreciaban. Cuando falleció, pensé que moriría con él. Era mi vida, mi alma, mi corazón. Estuve mal durante mucho tiempo, un año de mi vida encerrada en mi cuarto.
Luego de estos hechos, cuando yo ya tenía nueve años, decidimos despejarnos yéndonos de vacaciones a Villa Gesell. Me acuerdo perfectamente, a pesar de mis nueve.
Un día, mitad de enero, era a la noche, exactamente, las once y media. Nos encontrábamos tranquilos, sentados a la mesa, mi hermana, mi mamá y yo, y mi papá en el sillón al lado de la ventana. Afuera solo se veía oscuridad, era una noche fría y tranquila. Mirábamos un programa de televisión, nos reíamos de nuestras bromas y pasábamos un buen rato en familia, como hace mucho tiempo no lo hacemos.
Freddie, nuestro perro, estaba en el sillón durmiendo profundamente, cuando de golpe se despertó y fue corriendo a la puerta de la cocina y empezó a ladrar. Con mi familia nos mirábamos con cara de no entender nada de lo que sucedía.
Me paré y caminé hacia el lugar donde estaba el perro.
-¿A dónde vas? -preguntó mi papá.
-A ver si hay algo -dije muy segura de lo que hacía. Al llegar a la habitación, fui bajando la velocidad. Estaba, raramente, nerviosa.
-No... No hay nada -Le comuniqué a mi familia. Era extraño. El perro ladraba y movía la cola, parecía que estaba jugando con alguien.
-Tal vez vio a una mosca, dejalo -Mi hermana, Cynthia, hizo señas de que me volviera a sentar y le hice caso. Este hecho me dejó pensando demasiado. ¿Por qué Freddie ladraba? ¿Por qué Freddie movía la cola? ¿Por qué Freddie estaba "jugando" solo? Un millón de preguntas rondaban por mi mente, pero algo me interrumpió. Mis ganas de ir al baño se hicieron intensas. Mi hermana me preguntó a dónde iba.
-¡Al baño! ¡Ya déjenme de controlar! -Que controlen todos mis movimientos me agobia.
Adentro del baño, empecé a hacer lo que mi cuerpo ya no aguantaba. Esta habitación tiene una ventana que siempre está abierta hasta tarde, incluso los días de frío. Estaba tranquila, ya por terminar cuando algo me dejó perpleja.
-Vicky, Vicky. -Escuché esa voz, esa voz...- No tengas miedo, no te voy a hacer nada. Es hora de la venganza. -Su voz era tenebrosa, me daba miedo. Un feo escalofrío pasó por mi espalda. Mi hermano, mi hermano me había hablado. ¿De qué se trataba esto? ¿Acaso dijo "VENGANZA"? Oh, no, esto no me gusta nada. Mi hermano está muerto y yo lo estaba escuchando. ¿Me estoy volviendo loca?
-Guau, guau. -¿Otra vez? Freddie estaba ladrando de nuevo y algo me olía mal. Salí del baño y vi al perro al lado de la ventana, chumbando y llorando, mirando hacia afuera.
-Miguel, ¿ves algo? -Preguntó mi mamá a mi papá.
-Nada. -Genial, aparte de yo estar loca, tengo una mascota igual.
-¡Basta! ¿¡Qué rayos está pasando!? -gritó mi hermana.
Me acerqué a la ventana y miré por la terrible oscuridad. ¿Qué vi? NADA, absolutamente nada. Que alguien me explique por qué Freddie ladra, por favor.
Al cabo de un minuto, el caniche toy paró y se fue al sillón de nuevo. Todo era tan rápido y repentino. Estaba pensando seriamente en que hubiese sido mejor quedarnos en casa.
Eran las doce y cuarenta y ocho de la noche, me tiré en el sillón y me quedé dormida.
Estaba en el comedor, me había dormido en una posición tan incómoda que me dolía todo el cuello. Miré hacia el costado y vi a mi papá en otro sillón. Me levanté.
-Eh, ¡pa! Vamos a acostarnos. -Nada- ¡Pa! -Nada de nuevo- ¡Hey, despertate! ¡Papá! -Nada y finalmente veo que su remera tenía algo rojo. Casi me morí. Mi padre tenía un agujero en el pecho, del lado izquierdo. Estaba muerto. Me quedé estática, mis ojos se inundaron de un líquido salado, lloraba. Fui a ver a mi hermana, que estaba apoyada en la mesa, y vi de nuevo algo horrible. Observé que tenía clavada una tijera en la espalda, justo en el corazón; la saqué y pude ver que no respiraba.
-¡Mamá! -Fui en busca de mi última progenitora, mi madre. La busqué por toda la casa, sólo me quedaba el baño donde, anteriormente, había estado. Abrí la puerta lentamente y ahí estaba ella, tirada en el piso, con sangre en la cabeza. Apoyé mis manos atrás de mi nuca y alguien tocó mi hombro.
-Despertate, ya terminé. -¿Sebas?
Desperté de golpe. Todo había sido un sueño, pero algo me resultó extraño. Me dolía el cuello, estaba en mala posición.
-Oh, no, por favor, no. -Me levanté de un salto y recorrí la casa.
Fue un sueño que se hizo realidad. Mi papá, mi mamá y mi hermana, muertos. Tal como lo había visto recién.
-¡No, no, no! ¡Esto no está pasando, es un sueño! ¡NO! -Y caí al piso. Me sentía mareada, tenía mis ojos entrecerrados, todo me daba vueltas. De un momento a otro, sentí pasos atrás mío, alguien se acercaba. Cerré los ojos y, cuando los abrí, él pasaba por delante de mí. Su pantalón, sus zapatillas, su forma de caminar. Mi hermano, él había sido. Se vengó de mi familia de la peor forma, los mató y me dejó sola en el mundo. Observé que se detuvo. Me agarró frío, mucho frío. Él estaba enfrente de mí, lo vi después de dos años, su pelo seguía con esos rulos intactos, como la útlima vez, su sonrisa daba mucho miedo y sus ojos no tenían el hermoso color miel que yo recordaba, no tenían la misma expresión de amor que te causaba al mirarlo. Su color era negro y, con solo mirarlo, mi cuerpo se estremecía y sufría.
-Ya te dije que me iba a vengar. A vos no te pienso hacer nunca nada. Pero esta familia, "esos" que vos llamás familia, me convirtieron en esto y por eso los maté. Se merecen el peor de los castigos y, creeme, pues se los daré, hermanita.
-No... Seba... Por favor.... No... -Y no recuerdo más.
Hoy, diez años después, vuelvo a escribir mi historia como todos los años, los enero, en mitad de mes, escribo, a las once y treinta de la noche, mi historia.
-Vicky, acá te dejo tu cena. -Luca, el chico que me trae la comida todos los días. Hace nueve años me volví loca y mi tía me internó en el manicomio.
-Oh, gracias, Luca. ¿Le llevarías esto al director? -Como siempre, le escribía una especie de carta.
-Claro, yo se la llevo. -Agarró lo que escribí y la guardó. -Me voy a llevársela.
-Cuidate. -Lo saludé, y se fue. Al otro día, cuando desperté, el director estaba sentado en la silla, junto a mi cama.
-Leí tu carta, querida -dijo.
-¡Genial! Gracias -respondí feliz.
-¿Por qué escribiste esto? -Preguntó serio.
-Es la verdad, usted quiere mi opinión y yo se la di, como siempre -dije.
-Explicame qué es esto: "Director: Estoy muy feliz en su establecimiento, me siento muy a gusto en mi habitación, es caliente y cómoda, y la comida deliciosa. Luca me cae muy bien, pero, por favor, ¿puede echar a mi familia de la pieza? No me dejan tranquila. Atte. Victoria.
-Ah, eso... Señor, ¡es que no me dejan en paz! Siempre aparecen y dicen que me quieren.
-Eso es bueno, ellos te aman y están con vos, ¡tenés que estar feliz! -dijo dándome unas palmadas en la espalda.
-A usted también lo quieren... -y me reí.
-¿Ah, sí? Eso es bueno -sonrió.
-Claro que no. Lo quieren para ellos.
-¿Qué? -Mi familia apareció. El director LOS VIO. Tenían a Morena, la novia de Luca.
¿¡Qué es esto!? -gritó.
-Amo a Luca y ella era un estorbo, ahora ya no, mi hermano le clavó una tijera en su garganta.
-Dios... ¡Auxilio! -dijo desesperado.
-Ya nadie te escucha... -Me empecé a reír. Al fin me vengaría de la persona que me metió acá adentro. Mi mamá se lo llevó y escapé en busca de ella, la que me internó en este infierno. La venganza es dulce, oh sí...
Carolina Molina:
Era el año mil novecientos tres. Yo recién me mudaba al barrio, a una casa grande. Cuando la compré, la estaban reparando, me pareció muy barata y la quise tener. En cuanto hablé un rato con el vendedor, él me advirtió que tuviera cuidado con esa nueva casa. Me dijo que la habían abandonado porque en ella ocurrieron diferentes hechos misteriosos que nunca (hasta ahora) se habían resuelto. En ese lugar, vivió una familia numerosa; estaba formada por: dos niños, dos niñas, tres tíos, dos abuelos y los padres. Todos estos vivían juntos y formaban una gran familia. Los tres tíos estaban totalmente locos. Los dos niños eran siameses y presentaban muchos problemas. Las dos niñas eran mellizas. Los cuatro niños iban a una escuela con doble escolaridad, pero cuando llegaban a su casa, se peleaban entre sí.
Un día, mientras los niños peleaban, uno de ellos, sin pensarlo, tomó un cuchillo, y, creyendo que era sólo un juego, le dio una puñalada a una de sus hermanas. La niña murió desangrada en el patio de su casa. Su hermana, con deseos de venganza, una noche degolló a uno de sus hermanos.
Era una familia de locos. Los dos niños fallecidos fueron enterrados por sus padres en el jardín de la casa. Desde ese día, los cuerpos de los niños muertos caminaban por la casa buscando un lugar para quedarse. Pero ellos, en realidad, ¡buscaban venganza!
Los otros dos niños vivos vivían muy asustados, y a causa de esto, tuvieron que mudarse a otro lugar.
Luego de que el vendedor me dijera esta historia, a mí me pareció que no sería conveniente vivir allí, ya que soy muy asustadiza.
Vendí luego la casa, y yo me mudé a otra parte del barrio.
Escribí un gran relato para el periódico del barrio, por el cual me dieron un premio.
Es el día de hoy, a pesar de los años transcurridos, que paso por esa casa y me da miedo.
Sigue abandonada, y creo que seguirá así por mucho más tiempo.
Gustavo Sosa: "La habitación de los muertos"
La historia corría en el año dos mil nueve. Un chico llamado Gustavo viajó de la Argentina a los Estados Unidos, para estudiar en la universidad.
Una vez que llegó a Miami, estuvo en busca de alojamiento, pero no encontraba ningún lado, hasta que fue a la universidad, para ver si había habitaciones libres. Tenían una, pero nadie la quería ocupar porque decían que habían muerto varios universitarios. Pero Gustavo no lo sabía, entonces la aceptó. Dos días después se enteró, decidió investigar qué había pasado. Había juntado mucha información. Planeó averiguar si ésta era correcta.
Miró detrás de los cuadros y vio una rayadura, rompió un pedazo de la pared para ver qué había atrás. Vio un esqueleto, sobre él había una carta, decía que siguiera buscando, que iba a encontrar más cuerpos. Entonces buscó, halló cuatro cadáveres más. Cada uno con una carta, hasta que llegó al quinto. Ése decía que, en el medio de la pieza, abajo de la alfombra, aparecería una sexta carta. La buscó y leyó en voz alta: "Esto es una broma para los nuevos, más que nada para ver si vienen a la universidad a estudiar o a molestar."
Mariano Ciriaci: "Una serie de sucesos desafortunados"
Hace muchos años, en un barrio de muy precarias casas, había una que resaltaba, no exactamente por el lujo, sino por las cosas que sucedían adentro.
Se decía que se practicaban una especie de rituales macabros, que consistían en sacrificios humanos y de animales.
El dueño de la propiedad, llamado Alberto Rodo, no estaba enterado de los hechos. Apenas lo supo, desalojó a los habitantes y decidió ir a vivir él ahí.
Al principio, no había nada fuera de lo normal. Pero después iban a pasarle una serie de sucesos desafortunados.
Los muebles parecían embrujados, siempre aparecían abiertas las puertas, la ropa tirada en el piso. Llegó a dudar de que fuera una presencia humana. Pero se dio cuenta de que no, se dio cuenta de que era una fuerza sobrenatural. Esto lo asustó mucho, ya que era una persona que le tenía miedo hasta a la oscuridad.
Pasaban las noches, y todos los días a la misma hora se escuchaban dos golpecitos en el placard de su cuarto. Eso lo ponía muy inquieto, ya que cada día sonaba más fuerte, y la puerta se abría un poquito más.
Una noche se le había tornado imposible dormir y tomó valor para abrir la puerta de ese maldito o embrujado placard. Cada vez que se acercaba, le temblaban más las manos y su frente sudaba como nunca antes.
"Tun, tun, tun", se oía dentro del armario, su corazón era un motor. Fue a abrir la puerta, sujetó el picaporte y notó que el ruido ya no estaba. Abrió la puerta... una oscuridad muy grande llegaba a sus ojos, no podía ver absolutamente nada. Luego de unos minutos, aproximadamente, de ceguera, pudo ver que lo único que había era una rata. Enloqueció cuando vio eso; desesperó tanto que le dio un ataque al corazón, y falleció.
La historia cuenta que aquel hombre está en la casa y por las noches molesta a los visitantes para que se vayan. (30-5-56 / 6-6-96)
Carolina Herrera:
Mi historia pasó más o menos así...
Hace treinta años, yo tenía diez y siete. Era una joven hermosa, que cursaba el quinto año, y todos los chicos estaban a mis pies. Tenía muchos "amigos", pero la mayoría se juntaba conmigo por mi belleza, dinero y popularidad.
Como todos los años, estaba con mis amigas planificando la fiesta de Halloween. Consistía en una fiesta de terror, con música fuerte, disfraces, el salón lleno de luces, efectos especiales y otras sorpresas.
En mi curso, hacíamos votación sobre dónde sería la fiesta. Estaba mi casa y la de mi mejor amiga. No nos decidíamos por ninguna de las dos: que porque mi casa era más grande, pero la de ella era más lujosa; porque la mía tenía mejor equipo para fiestas; porque la otra quedaba más cerca. La pelea duró quince minutos, hasta que se acercó un chico que no conocíamos, no era tan popular como nosotros.
Nos había dicho que había una casa a dos cuadras del colegio, y que ahí sí sería una fiesta de Halloween, de la que nadie se podría olvidar.
Nosotras, muy emocionadas, quisimos ir a verla. Cuando llegamos, nos encontramos con una casa abandonada y muy terrorífica.
En la vivienda no había nada, solo quedaba en la sala un sillón en buen estado. Estaba como si hiciera años que nadie lo tocaba, pero lo que nunca supimos era que ese sillón tenía una maldición.
Llegó el día y la hora en que todos teníamos que estar para la fiesta. Después de toda una noche descontrolada estábamos muy cansados, y un grupo de chicos decidió ir a sentarse allí. De repente, escuchamos un ruido muy fuerete. Cuando nos miramos todos para saber si estábamos bien, ya no éramos los mismos, algo había cambiado en nosotros, no sentíamos ganas de gastar dinero, porque no lo teníamos.
Lo que había hecho ese sillón era sacarnos toda nuestra fortuna...
Nunca más supe nada de los chicos que estaban sentados ahí. Era como si el sillón los hubiera absorbido.
Ingrid Ruiz: "Quedate con ella"
Lo había conocido en un baile, se llamaba Adrián Ramírez. Habíamos quedado en vernos el jueves. Sentía muchas cosas que con otros no sentí, y así nos seguimos viendo con frecuencia. Pasó a buscarme todos los días al colegio, pasaba por casa y me llamaba a diario (sentía que él era para mí), y así fue. Justo el nueve de junio, para el día de mi cumpleaños, me pasó a buscar al colegio como todos los días, pero esta vez fue más lindo, porque había venido con un oso de peluche grande, y me dijo: "¿Querés ser mi novia?". Todo fue tan hermoso que le respondí: "Sí, claro que sí".
Me llevó a mi casa y se los presenté a mis padres; hasta que después de dos meses (el nueve de agosto) no pasó por casa como todos los días, y me dije: "bueno, ya va a venir", pero no vino más. Después que pasó una semana, él volvió a buscarme, pero yo sentía que algo le pasaba porque lo notaba raro.
Un día, mi tío estaba trabajando de remisero y le hizo a Adrián el favor de llevarlo en el remís, desde la estación de trenes, donde estaba. Mi tío lo pasó a buscar y lo llevó a su casa.
Una vez allí, Adrián le dijo: "Espéreme un momento, que voy a entrar en mi casa y le traigo la plata". Mi tío lo esperó. Pasó media hora y Adrián no salía, mi tío decidió tocarle la puerta. Salió la mamá, y mi tío le dijo: "Buenas tardes, señora, hace media hora entró un muchacho y me dijo que lo espere, porque me tiene que pagar". La mujer le contestó: "No, señor, no entró nadie". Justo había en la pared una foto grande de él. Mi tío le dijo: "Fue el de la foto el que entró". La señora le dijo: "No puede ser, ese era mi hijo, pero ya falleció hace un año.
Francisco Quiben: "La casa oscura"
En mi primer día de clase estaba yendo hacia el colegio y pasé por una casa oscura que estaba deshabitada, en la cual a la noche había murmullos.
Al día siguiente, fui con mis amigos a averiguar qué había dentro de ella. No encontramos nada, pero decidimos volver a la noche, cuando habría movimiento.
De los cuatro amigos pudimos ir dos nada más. Fuimos a la noche y hallamos una nota que decía: "No vengan más porque van a salir lastimados". Luego de una semana, resolvimos regresar y había un arquitecto. Le preguntamos quién habitaba la casa, y nos dijo que vivían unos ancianos y que la vivienda era muy vieja. Él había dejado un cartel que decía: "No vengan más porque van a salir lastimados". Le preguntamos por qué escribió eso, y nos respondió: -Porque el edificio está a punto de derrumbarse.
Y ahí entendimos todo, que el movimiento era causado por el arquitecto.
Anabella Escobedo:
Era un sábado a la tarde, yo había salido a caminar, ya que en mi casa estaba aburrida. Mientras caminaba, observaba las casas que se encontraban frente a mí.
Cuando llegué a la esquina, me encontré con una vieja casona a la que nunca le había prestado atención, por eso me puse a mirarla detenidamente.
Le hacía falta una buena mano de pintura, estaba descuidada y abandonada. Me produjo curiosidad y entré.
Era como todas las casas de la zona, solo que estaba sucia, vieja, y nadie vivía ahí.
Al subir por unas escaleras en forma de caracol que se encontraban cerca de la puerta principal, sentí una correntada de aire frío, miré a mi alrededor y vi que en una de las habitaciones había una ventana que ya no tenía vidrios.
Por los muebles y objetos que se encontraban en aquella habitación me di cuenta de que había entrado en un dormitorio. Sobre una de las mesitas de luz pegada a la cama, había un libro. Leí las primeras oraciones, como me pareció interesante, lo empecé a hojear para ver si contenía alguna ilustración. Pero en vez de una ilustración encontré una hoja entre aquellas páginas, era como un plano con las casas del barrio.
En una de aquellas casas había marcada una cruz roja, aunque ya desteñida por lo años la tinta ni se distinguía.
Como ya estaba empezando a oscurecer, decidí irme a mi casa parz que mi mamá no se preocupara por mi tardanza. También resolví llevarme conmigo esa hoja que había encontrado dentro del libro.
Mientras bajaba las escaleras descubrí que esa casa marcada era la de doña Elena, ubicada al frente de la mía.
Al pasar unos días, escuché a mi mamá conversar con una vecina; esta le comentó que doña Elena había contraído una enfermedad terminal muy rara, de la cual los médicos no sabían la procedencia.
Cuando escuché esta conversación, me acordé del plano que había encontrado el sábado pasado. Fui a revisar los bolsillos de la campera con la cual había concurrido y vi que estaban descosidos y, como consecuencia, había un gran agujero.
Por este motivo fui otra vez en busca del plano a la antigua casa abandonada.
Cuando abrí la puerta de entrada, situada a pocos metros de la escalera, vi el plano, estaba sobre la pequeña alfombra de piel sintética, a centímetros de la puerta. La ligera caminata me había agotado y, sin pensarlo, me senté en un escalón.
Después de revisar el plano minuciosamente por segunda vez, logré ver que cada casa tenía escrito un pequeño número: la casa de doña Elena era la número uno; la casa de mi vecino Alfonso, la número dos; la de Carmen, número tres; Juan, número cuatro; y así sucesivamente.
Me pareció extraño observar que mi casa y la de Jacinto, otro vecino, no tuvieran ninguna marca, ni cruces ni números, nada.
Esta vez me aseguré de guardar el papel y me fui caminando a casa.
A la semana siguiente, exactamente el domingo a la mañana, mientras desayunaba café con leche y unas galletitas, vi el diario sobre la mesa, no me pareció raro, ya que mi papá lo compraba todos los domingos porque venía con un tomo de una enciclopedia ilustrada sobre los animales y sus característ6icas.
Mientras lo leía, en busca de las historietas, vi que en una de las páginas había una noticia sobre un robo producido a una calle de mi casa. Contaba que la víctima se había resistido, y los ladrones le habían disparado de modo tal que finalizaron con su vida.
Mientras seguía leyendo aquella noticia, reconocí el nombre de la víctima. Era Alfonso, mi vecino; me entristecí al saber de su muerte, pues él era una persona muy amable y servicial.
Sentada en la silla del comedor, me acordé nuevamente del "plano" y me pareció mucha casualidad que las muertes de mis vecinos coincidieran con los números del plano; primero doña Elena, después Alfonso. Era un tanto extraño, y decidí que, si me enteraba de que algo ocurría con Carmen, quien supuestamente sería la tercera víctima, iba a comenzar a averigual la relación entre el "plano" y el fallecimiento de mis vecinos.
Esa semana fue una semana tranquila. Pero en la siguiente me enteré de que Carmen se había ido de luna de miel con su esposo. Yo pensé que esto podía ser una buena manera de que la muerte no llegara a ella, ya que las anteriores se habían producido cuando los vecinos estaban en el barrio. Pero me equivoqué, ya que, mientras viajaban en el avión hacia Cuba, algo en el motor dejó de funcionar y, como consecuencia, cayó en el mar. No se encontraron sobrevivientes.
Tal como me lo había propuesto la semana pasada, si algo ocurría con Carmen, comenzaría a buscar información sobre el último dueño de la vivienda abandonada.
Decidí concurrir a la casa de Jacinto, el vecino más antiguo.
Allí me recibió amablemente, me ofreció unaqs galletitas que había preparado su nieta y una taza de chocolate caliente.
Luego, Jacinto me preguntó cuál era el motivo de mi visita. Le respondí que quería saber sobre los últimos dueños de la casa abandonada, ubicada a pocos metros de allí.
Cuando terminé de hablar, él empezó a contarme sobre aquella propiedad. Hacía setenta años que no vivía nadie.
Según su "relato", en aquella casa vivía un hombre extranjero muy solitario, no socializaba con ningún vecino, ya que con todos se llevaba mal porque lo discriminaban por su color de piel. Los niños que residían en la casa, que ahora era propiedad de doña Elena, lo molestaban constantemente. A veces, le arrojaban piedras a sus ventanas, por este motivo algunas están sin vidrio.
"Luego de un tiempo, me hice muy amigo de él", relataba Jacinto. Él estaba enamorado de Marcela, una joven que vivía en donde tú vives ahora.
Un día, ya cansado de que todos se burlaran de él, decidió echar una maldición a todos los vecinos que lo discriminaban. La maldición consistía en que, una vez cada ochenta años, murieran las personas que habitaran las casas de aquella gente que se burlaba de él. También había creado una ewpecie de plano con las casas del barrio y había escrito un numerito en cada una, esa iba a ser la secuencia de los fallecimientos.
¡Tenemos una verdadera escritora en 1° 1°!
Hace 13 años
19 comentarios:
Muy Buenos Los Cuentos !!!! (?
todos los cuentos estan muy buenos , nos esforzamos mucho , trabajomos mucho en clase , y este fue el resultado (:
Anabella Escobedo , Rodrigo Corvalán 2º3º
mariano te amo
anabelis te amo con todo mi corazon, el misterioso :$
Me moriiiii :$
Los cuentos estan muy buenos!! valio la pena el esfuerzo!!
yo tambienn te amoo!!
Estuvo muy bueno, aprendimos un monton de cosas, gracias profe!
Mariano Ciriaci
Francisco Quiben
2º3ª
Bueno, los cuentos estan muy buenos. Hay unos que me gustan más que otros. Unos demuestran que se esforzaron en hacerlos y los demas pareciea que escribieron algo porque tenian una tarea para hacer nada más... Pero no importa, todos lo hicieron :)
Sueeerteeeeeeeeeeeeeeeee
chupamedia!
bastaa
¬¬ C.A.E
Mariano Gay
CAP MANDA
Che nos recontra mil esmeramos con estos cuentos, y poesias...
...
ahhhii y graxias x el te amoo!!
sos un sol...
De nada chico con vincha :$
Me fui gordis.
te amo mariano
Anabella :)
Hola gracias por dejarnos sus comentarios su blog esta muy bueno mucha suerte .....................
besosss...........chauuu
tamara 1º 3º T.M
Holaa!! Estoy en casa y queria leer mi super historia de nuevo ☺. Profe, hay errores en mi historia! Paso mal algunas palabras...
-Tal vez vio a una mosca, dejalo -Mi hermana, Cinthia ---> es Cynthia con Y
-Nada. -Genial, aparte de yo estar loca, tengo una máscara igual. ---> digamos que nunca puse mascara yo... es MASCOTA
-Guau, guau. -¿Otra vez? Feddie estaba ladrando de nuevo ---> ahi se comio la R de Freddie
Bueno, y despues otros pedasos que a la palabra 'la' le puse q = laq y cuando quizo ponerme acento a la palabra Por qué puso = Por qu´´e
nada, eso profe... corrigalos pppoooor faavor :D
saludos
Victoria:
Hiciste bien en mencionarme los errores que cometí al copiar tu cuento, perdón. No tuve tiempo de revisar todos los trabajos, los copié apurada para que pudieran verlos en el blog, cuando fuimos al gabinete de computación. Acabo de incorporar las enmiendas que nombraste. De todos modos, voy a volver a leer todas las producciones, ahora que tengo más tiempo.
Me pone contenta tu interés por visitar el blog aun fuera de la escuela.
Que tengas unas buenas vacaciones, y cuidate.
Graciela
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