domingo, 24 de mayo de 2009

Tres cuentos más

Compartiremos otros tres cuentos, donde estos chicos también se lucieron.

1. "El asesinato en la oficina", de Anabella Escoberdo y Carolina Molina

"La actitud del buscador siempre debe ser un poco distraída", eso fue lo que me dijo el detective Carl Johnson cuando fui a investigar sobre el asesinato en el pasillo de la oficina donde trabajaba. Mi secretaría tenía problemas psicológicos, ella no podía estar sin mirarse en el espejo.
Un día, como otros tantos en el trabajo, mientras se acomodaba su cabello frente al espejo, María (una compañera de trabajo) junto con Mabel (su asistenta) decidieron jugarle una broma a Inés y quitarle su objeto más preciado, su espejo.
Luego de unos pocos minutos, Inés comenzó a desesperarse. Esta se enfureció con ellas e intentó recuperar su espejo a la fuerza, pero en vano, ya que las otras eran dos. La joven secretaria se enojó más y tomó una tijera muy filosa que se encontraba en su escritorio. Sin pensarlo, la apuñaló en el cuello a María. Esta murió, e Inés fue internada en un hospital neuropsiquiátrico.
Los enfermeros cuentan que Inés está encerrada en una habitación forrada de espejos y, cuando la madre va a visitarla, ella se esconde, porque está despeinada y se siente fea.


2. "Expedientes secretos", de María Victoria Alarcón y Carolina Herrera

Nuestro padre, Luis Pérez, trabajaba en la empresa "Te sabemos todo incorporation", y su labor era ser espía secreto.
Mi familia consta de mis padres, mi hermano y yo. Nosotros pensábamos que él, al igual que toda la gente, era el jefe bancario en el banco "Hipocros".
Un día llegó a casa muy sospechosamente, entró al cuarto al que nunca dejó pasar a nadie. Luego de una horas, papá salió a hacer su siesta diaria. Con mi hermano, Lupe, decidimos ir al cuarto en el que nuestro padre ocultaba algo. De pronto, entendimos por qué nunca nos habían dejado visitar la habitación.
Estaba todo lleno de fotos, con nombres de personas, y un maletín arriba de la mesa. Nos llamó mucho la atención.
Al abrirlo, nos encontramos con la sorpresa de que estaba repleto de dinero. Papá nunca nos había contado sobre su verdadero trabajo. Muy tristes nos fuimos a dormir, antes pasamos por donde papá descansaba. Él ya no estaba, se había ido.
Nos acostamos. Mi hermano me despertó desesperado, llorando... Me dio una nota para leer, esta decía: "Chicos, lamento haberles mentido sobre mi vida. Todo lo que hice lo hice por ustedes, para cuidarlos de unos ladrones que los perseguían. Les dejo toda la plata que gané, en el trabajo, en la caja fuerte, atrás del cuadro de nosotros cuatro. Los amo, los cuidaré y veré crecer felices". Así papá se había despedido de nosotros.
Fuimos adonde nos había dicho y vimos todo el dinero, ya lo tenía todo planeado. En verdad había muerto un excelente detective y un honorable padre.


3. "Oscuro atardecer", de Mariano Ciriaci

Recuerdo aquellos tiempos, cuando era niño. Las tardes de verano, jugando en el parque, disfrutando de buenos tiempos.
Tenía tan solo diez años y con los chicos habíamos tomado una decisión muy importante para ese entonces. Queríamos realizar un torneo de fútbol barrial, que consistía en que cada jugador del equipo pusiera cincuenta centavos. Algunos dijeron "Pero ¿por qué?, si lo pueden hacer por diversión. Y nosotros contestamos que no, porque detrás de todo eso había un sueño, comprar arcos para nuestro campito.
Llegado el día del campeonato, se jugaron en total veinte partidos, los cuales nos habían dejado en la final, que se realizaría la semana siguiente.
¡Por fin, sábado de nuevo! Hoy era el gran día. Estábamos todos muy preparados, pero nuestro rival era mucho más poderoso. Recuerdo cuando entramos en la canchita con nuestras zapatillas viejas, y ellos, con su ropa reluciente. Nos temblaban las piernas, y empezó el partido.
El contrario comenzó bien, con dos goles arriba, pero no perdimos las esperanzas. Luego de un cabezazo de Nico, el Pocha, logramos acortar la distancia. Lo malo era que faltaban cinco minutos. Hicimos todo para empatar e ir a unos merecidos penales, pero no pudimos, eran muy buenos.
Estábamos medio tristes luego de un deshonesto cuatro a dos. Todos se fueron a sus casas y yo me quedé contemplando el atardecer con la pelota.
¡Pobre de ella!, la protagonista de todos los partidos está aquí tirada y a nadie le interesa.

1 comentario:

María Graciela dijo...

Chicos:

Sus cuentos son excelentes, son ingeniosos y transmiten emoción y suspenso. Fue acertado el remate que le dieron a cada historia. ¡Los felicito y sigan leyendo y escribiendo!